¿Dónde estaba Dios?

por Erika Jacques.

Esta mañana estaba haciendo un live en Tiktok compartiendo el devocional del día y en él hablaba de  identidad, hablaba de lo que significa ser hijo de Dios y en medio de la predica un comentario resaltó de entre otros tantos… “¿Dónde estaba Dios?”

Un chico escribía que había servido a Dios por años y aún así sus padres murieron  y se quedó solo,  evidentemente estaba enojado con Dios, estaba decepcionado de Dios porque no le había librado del dolor. Pensaba que el Señor no había respondido sus oraciones y su sentimiento era cien por ciento válido y cien por ciento humano. 

Honestamente creo que millones de personas se preguntan lo mismo cuando atraviesan una temporada difícil en la vida.

Se preguntan dónde está cuando fallece su hijo  o cuando le detectan una enfermedad terminal a su madre, cuando los abandona su esposo ó cuando los corren del trabajo sin previo aviso y con mil deudas que pagar… “¿Dónde estaba Dios?”

¿Dónde estaba Dios?

José fue aventado a un pozo y vendido como esclavo por sus hermanos y más adelante en su vida fue a prisión injustamente; David fue perseguido por años por el hombre más poderoso de su nación, amenazado de muerte cada día de su vida durante esa temporada; Daniel y sus tres amigos fueron víctimas de un complot causado por la envidia en una nación ajena, fueron aventados a un horno de fuego, a Mardoqueo ya le tenía la guillotina preparada para matarlo y de Ester peligraba su reino y vida, y no hablemos de los apóstoles que fueron golpeados, encarcelados, amenazados y asesinados… 

Amigo querido, la vida es difícil porque vivimos en un mundo caído y como consecuencia del pecado llegó la muerte a nuestros cuerpos, con ella llegaron las enfermedades y el miedo. Pero en la enorme misericordia de Dios, el Señor creó un plan para redimirnos espiritualmente y ese plan siempre ha sido Cristo. En él hemos sido reconciliados con el Padre y no viviremos muerte espiritual, sino que viviremos eternamente en su Presencia.

Sin embargo lo que le pertenece a este mundo se quedará aquí, y nuestros cuerpos son tierra y a ella volverán así que no te aferres a esta vida porque es pasajera. Y cuando llegue despedir a alguien recuerda que Cristo le dio una oportunidad de vivir eternamente en su Presencia y que allá, en ese lugar donde no hay lágrimas ni dolor, ni llanto, ni aflicción, en ese lugar donde reina el gozo y la paz de Dios, te estará esperando.

Como hubiera querido detener el live para decirle a aquel chico que Dios sigue estando ahí, justo a lado de Él. 

El Señor no le prometió que no habría dolor en esta vida sino que le prometió su Presencia eterna, así que Dios no le falló  ni incumplió su promesa.

Jesús no nos prometió una vida de color de rosa, de hecho, fue muy honesto con nosotros porque en Juan 16:33 nos dijo que en este mundo habría aflicción, eso se traduce como dolor, viviremos en esta tierra caída y habrá pérdidas, y habrá persecusión, habrá traiciones y envidias, habrá temporadas de vacas flacas, y habrá enfermedad, pero también nos prometió que estaría con nosotros todo el tiempo. TODO el tiempo es TODO.

Dios no está contigo solo cuando oras, no está contigo sólo cuando estás sirviendo, no está contigo sólo cuando estás viviendo una temporada de abundancia o cuando es evidente su bendición. Dios prometió que estaría contigo hasta el final y eso incluye tus malas temporadas, incluye la enfermedad y la escasez, incluye la traición y el abandono, incluye la caía y las consecuencias de tu desobediencia. 

Esto es lo que le quería decir a aquel chico: Dios sigue estando presente en tu vida y todas las promesas que te ha dado siguen vigentes, vuelve a mirarlo a Él, vuelve a casa y deja que el único que no te ha lastimado ni fallado, sane el dolor que cargas en tu alma, porque sólo Cristo puede sanar las enfermedades de un corazón roto.

Dios no prometió que no habría dolor, Dios prometió que estaría contigo para sanar el dolor.