¿Quieres a un hombre proveedor, pero para ti limpiar es opresión patriarcal? - Javier Hernández

Reflexión: Entre patriarcado, rebeldía y el templo del hogar "Javier Hernández"

Cuando Javier Hernández lanzó su frase: “¿Quieres a un hombre proveedor, pero para ti limpiar es opresión patriarcal? Interesante”, no solo encendió las redes, sino que también destapó una olla de presión que lleva años acumulando vapor en los matrimonios modernos.

Desde una perspectiva psicológica, lo que Chicharito verbaliza — aunque con torpeza y sin filtro — no es más que una reacción a un fenómeno real: la transformación del rol femenino en la pareja. Pero su error no fue señalarlo, sino hacerlo desde una postura que parece ignorar el contexto histórico, emocional y social que ha llevado a muchas mujeres a cuestionar los modelos tradicionales.

La mujer “independiente” y la narrativa mediática

Hoy, la independencia femenina no solo es una aspiración, es una exigencia cultural. Series, influencers, campañas publicitarias y hasta memes promueven la idea de que depender de un hombre —emocional, económica o domésticamente— es sinónimo de debilidad. Y aunque esta narrativa ha empoderado a muchas, también ha generado una especie de rebeldía programada, donde cualquier gesto masculino puede ser interpretado como intento de dominación.

¿Y el matrimonio?

Aquí es donde la exageración se vuelve protagonista. En lugar de construir acuerdos, muchas parejas se ven atrapadas en una guerra de roles. El hombre proveedor es visto como opresor, y la mujer que cuida el hogar como víctima. Pero ¿no es el matrimonio, en esencia, una negociación constante entre dos personas que se aman y deciden compartir responsabilidades?

La psicología nos dice que las relaciones sanas se basan en reciprocidad, no en competencia. Si uno cocina y el otro trabaja, no hay patriarcado: hay colaboración. Si ambos limpian, crían y proveen, no hay opresión: hay equilibrio. Pero cuando los medios dictan que ceder es perder, entonces el amor se convierte en una batalla ideológica.

¿Chicharito exageró? Sí. ¿Tocó una fibra real? También.

Su comentario, aunque desafortunado, refleja una incomodidad que muchos hombres sienten ante el cambio de paradigmas. No es una defensa del machismo, sino una muestra de lo mal que se comunican algunos cuando intentan hablar de temas complejos. Y si algo queda claro, es que el hogar no es un campo de batalla, ni un templo, ni un patriarcado: es un espacio que se construye con acuerdos, no con discursos virales.